miércoles, 26 de septiembre de 2018

Lastre


Llevaba demasiado tiempo esperando aquello. Junto a él pendía un calendario con todos los días tachados, todos salvo el presente. Su estómago, vacío tan de mañana, bullía incesantemente. No tenía hambre ni esperaba tenerla. El día había llegado y él no parecía estar preparado.

Se levantó en un esfuerzo sobrehumano. Al erguirse sobre la cama, notó con sus pies la maleta junto a su lecho. Maleta que aún no sabía cómo había logrado hacer la noche anterior. Dirigiéndose a la cocina, se autoconvenció de que debía tomar algo, aunque sólo fuera un café para acabar de espabilarse. Debía estar a la altura de aquel día, pues el momento había llegado. Sin embargo nada en él parecía dispuesto para lo que estaba por llegar. La cama aún le llamaba, podía oírla desde el otro lado de la casa. Aún pesaban sobre él las sábanas. Sus párpados no parecían querer elevarse por mucho tiempo. Sorbió el café poco a poco hasta que se hubo despertado del todo.

Abrió los ojos y se levantó. De nuevo sus pies golpearon la maleta. La asió y cargó con ella, con las sábanas, con sus párpados. Recorrió el túnel y entró en el avión. El día había llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te ha parecido el texto?